¿Es el mismo tiempo el de los cuerpos no bañados por la luz, que el de los cuerpos por ella aligerados?   María Zambrano.

Tengo un paciente ciego al que le encanta sentarse en un banco a disfrutar de Madrid. Hablé con él de esto hace unos años, cuando le conté que tenía la sensación de que la gente asumía su entorno de una manera bastante escueta

Él, sin ver, afirmaba que cada vez que sale de casa para desplazarse por la ciudad,  o marcha por viaje de trabajo, y viaja mucho, se siente totalmente embriagado por las formas, los ritmos, los olores y la manera en que se distribuyen los sonidos de todo lo que le rodea. Diría que la mayoría de las personas, aún viendo, llevamos una venda en los ojos y tampoco aprovechamos otros sentidos para saborear lo que hay a nuestro alrededor.

Menciono esto porque he tenido la suerte de participar en un proyecto multidisciplinar que invita a cuestionar el entorno a través del desarrollo de la percepción, el movimiento y la imaginería colectiva. ¿Qué es esto? Auxiliadora Gálvez, Auxi, es arquitecta y profesora en la universidad. Para este curso ha desarrollado una actividad paralela en la que los alumnos/as de arquitectura exploran el papel del cuerpo como receptor y como activador de espacios: recibe el nombre de Laboratorio de Somática Aplicada a la Arquitectura y el Paisaje. 

El cuerpo como receptor.

Fijaos en que la percepción que una persona tiene de su propio cuerpo es tremendamente cambiante, traicionera y caprichosa a veces. Se dice que el tamaño y forma de una representación corporal es isomórfica cuando coincide con la realidad objetiva y, curiosamente, esto no ocurre a menudo. Como ejemplo sencillo señalo un estudio en el que se demuestra cómo las personas que participan en él, población general sin patología, perciben sus manos de una manera algo distorsionada: partiendo de que la medida y forma de los distintos segmentos procede de la imagen corporal almacenada (marcada por la experiencia, las influencias culturales y las sociales), en este estudio se observa cómo la anchura de las manos, así como su ubicación espacial no se ajustan a la realidad (Longo et al. An implicit body representation underlying human position sense, 2010).

Por otra parte, también es posible que exista una alteración de la sensibilidad originada por ciertas afectaciones del sistema nervioso: hay de muchos tipos y padecerlas ya supone un deterioro en la calidad y cantidad de información que procede del exterior. Teniendo esto presente, se podría decir que el cuerpo como receptor del entorno, puede estar condicionado en sí mismo y percibir condicionado también lo que le rodea. Por suerte, sabemos que esto se puede educar gracias a los muchos esfuerzos y avances en el campo de la Neurociencia.

El cuerpo como activador del entorno.

Un sencillo paseo ya está cambiando el paisaje. El movimiento, la presencia en sí, son capaces de transformar un lugar. En el día a día somos partícipes de auténticas coreografías urbanas y quizá esto sea aún más claro cuando pensamos en ciertos deportes o en el ámbito del arte,  especialmente en la danza. Artistas como Chillida buscaban el diálogo limpio y neto que se produce entre la forma y el espacio y, aunque no seamos esculturas, viento o bailarinas, sí tenemos la capacidad de moldear el espacio con nuestras acciones. A pesar de ello, también en este punto aparecen aspectos que reducen la movilidad personal: si pruebas, es posible que encuentres que tu cabeza gira más hacia un lado que hacia el otro; o que te cueste menos llevar tu barbilla hacia el suelo que hacia el cielo; a menudo encontramos en la columna vertebral desviaciones más o menos flexibles que condicionan el movimiento de tu tronco; hay personas con hipercifosis o “chepa” que tienden a mirar abajo, y personas con una pierna más larga que la otra. Hay personas con parálisis, personas con espasticidad, las hay que usan bastón o silla de ruedas.  También en este ámbito tenemos la fortuna de disponer de maneras de fomentar el movimiento y, algo tremendamente importante, trabajar la adaptabilidad para que la reducción de movimiento, sea mucha o poca, no anule la infinidad de recursos motores de los que disponemos.

Interdependencia sensoriomotora, recibir y activar simultáneamente.

Debido a que en el ser humano los aspectos sensitivos y motores son indisociables, tampoco los separaremos ahora. Si tu cuerpo se coloca en el centro de un espacio y tu postura es erguida, probablemente no tengas problema en trazar una línea vertical imaginaria. Por lo contrario, si te inclinas más de 45º o te tumbas, es bastante posible que pierdas precisión en esa concepción de verticalidad, es más, si observas una foto de tu familia, por ejemplo, observarás las caras con cierta oblicuidad.  Tanto para la orientación visual vertical, como para realizar estimaciones temporales, el cerebro almacena información relativa a cómo la fuerza de la gravedad interacciona contigo o con los elementos que manipulas (ver Lacquaniti et al. Gravity in the brain as a reference for time and space perception. 2015). Por eso es tan útil que los niños jueguen tirando cosas, rodando o cayéndose una vez tras otra, porque adquieren múltiples perspectivas de espacialidad y temporalidad sobre su propio cuerpo. Por eso deportistas, acróbatas y bailarines/as tienen la capacidad de hacer virguerías, porque lo entrenan. El aparato vestibular, la visión y el sistema somatosensorial (tacto y propiocepción) pueden ser educados. Normalmente no vamos por la vida haciendo piruetas, pero atiendo a muchas personas mayores que se caen y no son capaces de ubicarse y reconocer su cuerpo estando en el suelo. ¿No te parece importante este asunto?.

El segundo taller que imparto en el Laboratorio de Somática Aplicada a la Arquitectura y el Paisaje se desarrolla al aire libre, en unos descampados cercanos a la M-40 con mucho valor histórico, ecológico y paisajístico a pesar del olvido social e institucional que sufren. Los alumnos reptan, dan volteretas  y enlazan sus manos con los brazos bien alargados para dibujar líneas en el espacio. También Chillida decía aquello de que en una línea el mundo se une, con una línea el mundo se divide. Dibujar es hermoso y tremendo.

En el taller le quitamos vendas a los sentidos. Quitamos escayolas al cuerpo y jugamos con poner y derribar puertas ,  por qué no muros, que le colocan al campo. Mi trabajo consiste en desplegar las posibilidades del movimiento humano.

Gracias Auxi por crear un proyecto en el que se desplieguen los espacios.

¿Quién escribió el artículo?

Podóloga, fisioterapeuta, profesora del método Feldenkrais e investigadora científica, pionera en el ámbito de la diabetes y el ejercicio terapéutico.
Experta en la realización del estudio biomecánico de la pisada orientado a crear plantillas donde el gesto técnico y la calidad del movimiento son parámetros esenciales.

×